tortícolis cervical

Todo sobre la tortícolis: causas, síntomas y cómo puede ayudarte la quiropráctica

Despertarte con el cuello rígido y doloroso, sin poder girarlo con normalidad, es una experiencia común y muy incómoda. Esta situación, conocida como tortícolis, puede aparecer de forma repentina y limitar notablemente la calidad de vida durante varios días. Aunque suele resolverse espontáneamente, en muchos casos la tortícolis es un signo de desequilibrio en la musculatura y la columna cervical que conviene abordar de raíz.

En este artículo te explicamos de forma clara qué es la tortícolis, por qué aparece, cómo diferenciar sus tipos y qué papel puede tener el cuidado quiropráctico en su tratamiento y prevención.

¿Qué es la tortícolis?

La tortícolis es una contractura dolorosa de los músculos del cuello, especialmente del esternocleidomastoideo y los músculos paravertebrales cervicales. Provoca una limitación en el movimiento cervical, especialmente al girar o inclinar la cabeza, y en ocasiones se acompaña de dolor irradiado hacia el hombro, cabeza o escápula.

Principales síntomas de tortícolis

  • Dolor en un lado del cuello, que puede extenderse a la base del cráneo o la parte superior de la espalda.
  • Inclinación o rotación involuntaria de la cabeza.
  • Dificultad o imposibilidad para mover el cuello con normalidad.
  • Sensación de tensión o rigidez muscular.
  • En algunos casos, mareo o dolor de cabeza cervical asociado.

Tipos de tortícolis

Existen varios tipos de tortícolis según su origen:

1. Tortícolis muscular aguda

Es la más común. Aparece de forma repentina, generalmente por:

  • Dormir en una mala postura.
  • Corrientes de aire frío.
  • Estrés acumulado.
  • Movimientos bruscos.

Suele resolverse en 3 a 5 días, pero puede dejar secuelas funcionales si se repite con frecuencia.

2. Tortícolis postraumática

Se produce tras un golpe o accidente, como un latigazo cervical. Puede afectar no solo a los músculos, sino también a ligamentos, articulaciones y discos.

3. Tortícolis congénita

Aparece en recién nacidos debido a una retracción del esternocleidomastoideo. Requiere atención temprana para evitar asimetrías craneales y posturales.

4. Tortícolis espasmódica o distonía cervical

Es un trastorno neurológico crónico que provoca contracciones musculares involuntarias del cuello. Es menos frecuente, pero muy incapacitante.

¿Qué causas pueden provocarla?

Las causas más comunes de tortícolis aguda incluyen:

  • Microtraumatismos: dormir mal, cargar peso unilateralmente, malas posturas.
  • Estrés emocional: el cuello suele ser una zona donde acumulamos tensión inconsciente.
  • Disfunciones articulares: sobre todo en las articulaciones facetarias cervicales.
  • Desequilibrios musculares: entre flexores y extensores del cuello.
  • Subluxaciones vertebrales: según la quiropráctica, estas alteraciones en la alineación pueden generar respuestas reflejas de contractura.

En niños, puede deberse a partos complicados o posturas mantenidas en cunas, sillitas o carritos.

Diagnóstico y signos de alarma

La tortícolis simple suele diagnosticarse mediante una exploración física del rango de movimiento cervical, el tono muscular y la alineación vertebral.

Red flags o signos de alarma que requieren evaluación médica urgente:

  • Fiebre o signos de infección.
  • Dolor persistente sin causa aparente.
  • Síntomas neurológicos (entumecimiento, pérdida de fuerza).
  • Traumatismo reciente severo.
  • Dolor que no mejora en 7 días.

¿Cómo puede ayudarte la quiropráctica?

La quiropráctica puede ser una herramienta eficaz tanto para aliviar la tortícolis aguda como para prevenir su reaparición, especialmente cuando el problema tiene un origen biomecánico o neurológico.

Beneficios del cuidado quiropráctico:

  • Evaluación de la movilidad y alineación de las vértebras cervicales.
  • Ajustes vertebrales específicos y suaves, adaptados a la situación clínica del paciente.
  • Reducción del espasmo muscular mediante la normalización del sistema nervioso.
  • Mejora de la función postural y equilibrio muscular.
  • Prevención de recaídas frecuentes o compensaciones a largo plazo.

Un estudio publicado en Journal of Manipulative and Physiological Therapeutics concluyó que la manipulación cervical puede producir mejoras rápidas y sostenidas en pacientes con dolor de cuello agudo. En Sana Centro Quiropráctico, por ejemplo, el abordaje de la tortícolis se hace de forma cuidadosa y progresiva, adaptando cada técnica al estado del paciente y priorizando siempre la seguridad.

¿Qué más puedes hacer para aliviar la tortícolis?

Además del cuidado quiropráctico, estas estrategias pueden ayudarte:

  • Aplicar calor local (paños calientes o ducha).
  • Evitar forzar el cuello: nada de estiramientos bruscos.
  • Dormir con una almohada ergonómica.
  • Realizar movimientos suaves, sin forzar.
  • Hidratarse y caminar para reducir la tensión global.

¿Y si me pasa con frecuencia?

Cuando la tortícolis aparece repetidamente, puede indicar una disfunción vertebral cervical crónica o una alteración de la postura global (especialmente en personas que trabajan sentadas o con pantallas).

En estos casos, un cuidado quiropráctico preventivo puede marcar la diferencia, al restablecer la movilidad y prevenir las compensaciones que mantienen el círculo vicioso del dolor.

Conclusión

La tortícolis es un problema frecuente pero que no debe subestimarse, sobre todo si se repite o genera limitaciones en la vida diaria. El enfoque quiropráctico aporta una mirada funcional y preventiva que puede ayudarte no solo a sentirte mejor, sino a reducir el riesgo de que vuelva a ocurrir.

Si sufres de tortícolis con frecuencia, consulta con un quiropráctico formado. En clínicas como Sana, el objetivo no es solo quitar el dolor, sino ayudarte a vivir con mayor libertad y equilibrio postural.


Referencias

  1. Fernández-Carnero J, Cleland JA, Huijbregts P. Immediate effects of upper cervical translatoric mobilization on pain and range of motion in patients with mechanical neck pain. Man Ther. 2008;13(3):228–35.
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  3. Côté P, Wong JJ, Sutton D, et al. Management of neck pain and associated disorders: a clinical practice guideline. J Orthop Sports Phys Ther. 2017;47(7):A1–A83.
  4. Haavik H, Murphy B. Subclinical neck pain and altered sensorimotor integration: A review of the evidence. J Manipulative Physiol Ther. 2012;35(7):469–75.
  5. Hurwitz EL, Carragee EJ, van der Velde G, et al. Treatment of neck pain: Noninvasive interventions. Spine. 2008;33(4 Suppl):S123–52.

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